Sunday, January 2, 2011

UN VUELO HUMANITARIO

A mi apreciado amigo, Capitán Otto Escalante.

Yo vivía en Barrio México, para aquellos contemporáneos: “de la Botica Calzada, 100 al Norte y 50 al Oeste, casa #2060”.
Serian aproximadamente las siete de la noche cuando sonó el teléfono. Era El Capitán Otto Escalante, Jefe de Pilotos de LACSA. Unas horas antes, durante un vuelo de entrenamiento había ocurrido un grave accidente de un avión de fumigación en el Valle de La Estrella, en Limón. Los pilotos estaban muy graves y era necesario trasladarlos a San José.
El capitán Escalante me indico que teníamos que hacer ese vuelo y que me dirigiera de inmediato al Aeropuerto de La Sabana. Sin pérdida de tiempo, cogí una jacket y un foco y me fui para el  aeropuerto.
Era de noche y en el edificio terminal así como en la rampa no había ninguna clase de iluminación. Entre al aeropuerto por un pequeño portón lateral y me dirigí a la rampa. El capitán Escalante, quien vivía muy cerca al sur de La Sabana, ya me estaba esperando.
Había en la rampa estacionados tres aviones Douglas DC3 de LACSA listos para los vuelos de la mañana siguiente. Don Otto había arrimado un “stand” y estaba chequeando el combustible del primero de los aviones. Desde arriba del ala me dijo: “de este lado tenemos 150 galones, comprobemos el otro lado”. Arrimamos el stand y confirme que en el otro tanque también teníamos 150 galones. Son 300 galones, es suficiente. Vámonos.
Ayudado por un foco, realice de la mejor manera posible la inspección exterior y a la vez removí el seguro de controles del timón direccional y las calzas de madera que se colocaban en la ruedas del tren de aterrizaje. Mientras tanto el Capitán Escalante, quien siempre fue un piloto muy profesional y apegado a los procedimientos, realizaba la preparación de la cabina.
Cerré la puerta y me dirigí a ocupar mi asiento en la silla derecha del copiloto y realizamos las listas de chequeo correspondientes antes del arranque de los motores.
En aquellos tiempos no había operación nocturna en La Sabana ni en el Aeropuerto de El Coco.
Era una noche despejada pero muy oscura. Iluminados solamente con las luces del avión, empezamos el carreteo hacia la pista 07 para efectuar un despegue hacia el noreste.
Una vez completados los chequeos y procedimientos iniciamos la carrera del despegue, sobrevolamos inicialmente la ciudad de San José y  proseguimos la ruta hacia Limón, que nos llevaba hacia la ciudad de Cartago, Paraíso, Turrialba y eventualmente a Limón.
Para el aterrizaje en Limón, la pista se iluminaba con un sistema muy rudimentario de “candilejas” que eran simplemente un recipiente con una mecha y una mezcla de aceite y canfín, que se colocaban a lo largo de ambos lados de la pista.
En el aeropuerto de Limón ya nos estaban esperando. Había una ambulancia con el personal médico así como el agente de LACSA, autoridades y curiosos.
Levantamos y plegamos algunos asientos para asegurar las camillas en que venían los dos pilotos y acompañados por dos enfermeras y un medico emprendimos el vuelo de regreso a San José.

A todo esto ya se había dado la alarma en San José. Teníamos comunicación con radio LACSA y había llegado un operador a la torre de La Sabana.
La emisoras locales de radio dieron la alarma y le pidieron a los automovilistas que se dirigieran al Aeropuerto de la Sabana para “iluminar la pista” para nuestro aterrizaje.
Cientos de carros llegaron al aeropuerto y de acuerdo a nuestras instrucciones, se colocaron a ambos lados de la pista, unos frente a los otros, de manera que alumbraran la pista pero que no nos encandilaran.
Llegamos a San José, sobre volamos la pista para observar la iluminación y proseguimos con la aproximación final y el aterrizaje. Llegamos a la rampa y de inmediato los pilotos fueron trasladados al hospital.

Años más tarde, uno de los pilotos, José María “Chema” Fernández, pereció en un accidente después del despegue del aeropuerto del Coco en un avión CESSNA 402 de Aerovías del Valle.
El otro piloto, de origen nicaragüense, cuyo nombre no recuerdo, quedo impedido y lo último que supe fue que trabajaba para la Dirección de Aviación Civil de Nicaragua.


Capitán José P González




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